Asesinato e impunidad en el Senado de la Nación.
Muchas veces, el trabajo que desempeñaba en la sala de taquígrafos del Senado, me resultaba tedioso. Pero hubo un hecho que me conmocionó, el cual fue la muerte del senador santafecino Enzo Bordabehere, uno de los tantos miembros del Congreso con los que me solía cruzar en los pasillos e intercambiar algunas palabras. Su asesinato se produjo en ocasión del debate de las carnes, motivado por un proyecto presentado por mi fiel amigo , Lisandro de la Torre.
Todo comenzó en agosto de 1932, en Ottawa, Canadá, como consecuencia de la crisis mundial desatada a fines de octubre de 1929 .Tras el crack de Wall street, Inglaterra se reunió con sus colonias y ex colonias de la Comunidad Británica de Naciones para reorganizar su comercio exterior. Allí se firmaron 12 acuerdos, por los cuales Gran Bretaña, sus colonias y dominios se comprometían a incrementar el comercio dentro del imperio, a establecer y aumentar las barreras arancelarias sobre los productos extranjeros y a fijar cuotas máximas para la introducción de esos productos.
En lo que a nosotros concernía, el Reino Unido decidió adquirir los productos que antes compraba a la Argentina, en Canadá, Australia y Nueva Zelanda, lo cual implicaba en un principio, una reducción en las compras de unas 100mil toneladas de carne enfriada, lo que dio lugar al pánico en los sectores ganaderos exportadores argentinos.
El gobierno de Justo, representante de los sectores ganaderos exportadores, envió a Londres al vicepresidente Julio A. Roca (hijo) para tratar de llegar a un acuerdo. La misión estuvo integrada por Guillermo Leguizamón, abogado de los ferrocarriles ingleses, 5 diputados y 2 agregados militares. Se firmó un tratado con el ministro de comercio británico, Sir Walter Runciman. Lo primero que se acordó fue la toma por parte de la Argentina de un empréstito con la banca inglesa por 13millones de pesos, pero el dinero fue a parar directa y casi íntegramente a las empresas inglesas radicadas en la Argentina.
Por el pacto Roca-Runciman, firmado el 1º de mayo de 1993, Inglaterra sólo se comprometía a seguir comprando carnes argentinas en los mismos volúmenes que el año anterior, siempre y cuando su precio fuese menor al de los demás proveedores. En cambio la Argentina aceptó concesiones deshonrosas: liberó los impuestos que pesaban sobre 350 productos ingleses y entregó el 85% de las ventas de carnes al exterior a frigoríficos ingleses y norteamericanos, con lo cual solo el 15% restante quedaba para los frigoríficos argentinos.
La vigencia del tratado era por tres años, al término de los cuales fue renovado por la firma del tratado Eden-Malbrán.
El Poder Ejecutivo, como marca la ley cuando se trata de acuerdos con países extranjeros, envió el texto del pacto Roca-Runciman al Congreso para su ratificación.
En Septiembre de 1934, De la torre presentó un proyecto que motivaría el debate de las carnes, uno de los más notables de la historia del parlamento argentino, en cuya sala de taquígrafos, desempeño mi trabajo. Él propuso la creación de una comisión investigadora para analizar el comercio exterior de carnes, y establecer, si los precios que les pagaban los frigoríficos a los productores argentinos guardaban relación con los que obtenían en sus ventas en el exterior.
La comisión se encontró con todo tipo de trabas. Desde la negativa de las empresas británicas a abrir su contabilidad, hasta la orden impartida por el ministro Hacienda , Luis Duhau, a la Dirección General de Rentas de no brindarle la mas mínima colaboración a los investigadores. Asi, el jefe máximo del frigorífico Anglo, dijo que no tenían oficinas de costos ni llevaban planillas mensuales de costo.
De la Torre pidió y logró el arresto del empresario ingles, como forma de presión para que presentara la documentación solicitada. Estuvo preso varios días hasta que se comprometió a pedir a la casa central de Londres las planillas, desde la cual se contestó que la documentación sería enviada rápidamente a Buenos Aires. Las autoridades locales lo liberaron pero las planillas nunca llegaron.
El Doctor Alfredo Palacios había recibido de tres trabajadores del mencionado frigorífico, la información reservada de que los documentos contables se encontraban escondidos en un barco inglés anclado en el puerto, el Norman Star. Con la ayuda de la prefectura lograron ingresar a dicho buque y encontraron los libros contables en cajas de chilled y corned beaf, con el sello del Ministerio de Agricultura, cómplice evidente de la maniobra. La documentación oculta en los 40 cajones de "carne enfriada" dejaba claramente comprobada la estafa al Estado Nacional por parte de la empresa inglesa y detallaba como gastos empresarios los montos de los sobornos a los funcionarios públicos, entre los que había importantes nombres del Poder Ejecutivo.
Finalmente, el 27 de Mayo de 1935 la comisión presidida por De la Torre presentó su informe, que contenía 48 conclusiones. Allí proponía renegociar el pacto Roca-Runciman sobre la base de la igualdad en las relaciones internacionales, que no excluyera de ninguna manera a los productores nacionales, a los que debía pagársele un precio justo por su ganado. Se decía claramente, que existía un total monopolio del comercio de las carnes por parte de los frigoríficos ingleses y estadounidenses, dejándose constancia de la resistencia de las empresas extranjeras a presentar su contabilidad.
Con las pruebas en la mano, Lisandro de la Torre, iba a acusar directamente por fraude y evasión impositiva al frigorífico Anglo e iba a aportar pruebas contundentes que comprometían directamente en el negociado a dos ministros del presidente Agustín P Justo: Pinedo, de Hacienda y Duhau, de Agricultura.
El debate en el Senado fue subiendo de tono, según me contaba De la Torre, y en la sesión del 23 de julio se desencadenó la tragedia. Lisandro seguía aportando pruebas contra los ministros Duhau y Pinedo, y llamó mentiroso al primero, a partir de entonces. Duhau empujó a De la Torre por la espalda y lo tiró al piso. En su huida apresurada tropezó con un escalón y cayó también él. Alguien disparó contra Lisandro, pero hirió de muerte a Bordabehere, quien al ver la maniobra se interpuso entre el agresor y mi amigo.
Según La Prensa , un diario muy conocido de mi época, el agresor hizo dos nuevos disparos, tomó la salida de la izquierda y corrió por el pasillo que conduce a la sala de taquígrafos, donde pudo ser detenido por el agente Cofone, quien junto al subcomisario Florio le quitaron su revólver y lo llevaron al Departamento de Policía ,donde dos senadores pudieron reconocerlo como el autor del atentado. La policía pudo establecer que se llamaba Ramón Valdez Cora, ex comisario torturador de Vicente López, cuya ficha decía que era afiliado al Partido Demócrata y hombre de confianza del ministro de Agricultura.
Valdez Cora confesó ser el autor del asesinato, siendo condenado a veinte años de prisión, pero quedando en libertad en 1953 por "buena conducta".
La autopsia de Bordabehere determinó que había recibido tres balazos.
Del expediente judicial surge la evidencia de la voluntad del gobierno de dejar el crimen en la más absoluta impunidad. Quedó establecido, por ejemplo, que el secretario privado de Duhau, de apellido Duggan, nos había presionado a los taquígrafos del Senado, para que declaráramos que Bordabehere estaba armado. Un empleado de réditos declaró haber visto a Bordabehere en plena sesión con un revólver y el secretario de la Cámara de Diputados, afirmo que Bordabehere estaba armado, con lo cual se consolidaba la vieja tradición argentina de culpar a la víctima.
El propio ministro Duhau, declaró no conocer al asesino. La mentira fue cayendo por su propio peso y la investigación judicial probó que Valdez Cora era uno de los hombres de mayor confianza del ministro Duahau y que lo visitaba diariamente en su casa. Una policía de apellido Fontana declaró que, el día del atentado, Valdez Cora y Duhau mantuvieron una breve reunión antes de que el ministro, marchara al senado.
En los días previos a mi declaración, me sentía conmovido por todo lo que había ocurrido pero a la vez, ansioso por colaborar con el esclarecimiento de los hechos .Durante el proceso, yo, Roberto M. del Valle, declare: "Duggan me dijo que el señor ministro de Agricultura era una excelente persona, que había que ser magnánimo y convendría que el doctor Bordabehere apareciera esgrimiendo un arma en el momento del hecho."Además declaré que cuando oí esas palabras , lo miré fijamente y le hice a mi compañero Mallada un gesto de desagrado.
Casi un año después ,Lisandro expuso ante sus colegas, los resultados de la investigación judicial: la madre de Bordabehere no fue admitida como querellante; el principal testigo, el comisario que declaró instantes después del hecho, que había hecho entrar a Valdez Cora al recinto por una orden especial, no fue procesado ni por encubrimiento ni por falso testimonio; Duggan , tampoco ha sido procesado ni por encubrimiento ni por falso testimonio; y, finalmente, el ex ministro de Agricultura, acusado también de falso testimonio por la declaración de cuatro, testigos tampoco ha sido procesado. Dos de los testigos declararon que lo habían visto saludar a Valdez Cora en antesalas y los otros dos ,que lo habían visto a Valdez Cora en la puerta de su casa conversando con él y recibiendo instrucciones.
Finalmente, aunque todos sus allegados le pidiéramos lo contrario, mi amigo anunció el fin del debate de las carnes. El ataque a él, no había terminado. El gobierno fraudulento de Justo , decretó la intervención a la provincia de Santa Fe, del cual él era oriundo, derrocando al gobierno demócrata progresista de Luciano Molinas. Este partido fue creado por De La Torre en 1914 como una alternativa política.
Lisandro se mostró abatido y en 1937 presentó su renuncia al Senado, retirándose de la vida política.
El 5 de enero de 1939, puso fin a su vida disparándose un balazo al corazón. Junto a su cadáver se encontró una carta dirigida a sus amigos y en especial a mí, en la cual ruega hacernos cargo de la cremación de su cuerpo, que no haya acompañamiento público ni ningún tipo de ceremonia y, si nosotros no lo desaprobáramos, desearía que sus cenizas fueran arrojadas al viento.
Unos días después presenté mi renuncia ,ante el jefe de la sala, donde trabajo.
Bibligrafía:
"Mitos de la historia argentina", autor Felipe Pigna.
Pd: no se como subir las fotos, asi que directamente no las pongo.