Consigna 1º Integrador

Para este número de "Relatos del siglo XX" le pedimos elabore un artículo de 6.000 caracteres con al menos tres links internos al blog de la materia y tres links externos a páginas que usted sugiera en el cual construya un relato de algún personaje (obrero/a, estudiante, empresario, político) en un hecho histórico de la primera mitad del siglo XX.
Se evaluará la originalidad del relato en su capacidad de situarlo en su contexto histórico y las relaciones que establezca de los hechos con su vida. Deberá sumar alguna imagen y destacar un párrafo síntesis que destaque el contenido del mismo. No podrá tomar un tema que haya elaborado en su trabajo práctico.
El plazo de presentación es el miércoles 29 de junio a las 12 hs. El mismo se posteara con el mail clave que oportunamente le fue dado.
A su vez, se le pedirá que evalúe un artículo en forma anónima con seudónimo, señalando fortalezas, debilidades y sugerencias de cambios al artículo. Este comentario deberá ser realizado antes del viernes 1 de julio.

viernes, 1 de julio de 2011

Integradora Lara Schemucler

La historia de Rosa
Por Lara Schemucler
Síntesis: en una época de persecución constante a los judíos, una joven de 17 años debe escapar de los pogroms, un grupo que causaba terribles masacres en Rusia. A pesar de tratados que reconocían derechos de minorías, los judíos seguían siendo terriblemente discriminados y es por esto que muchos jóvenes debían escapar a lugares lejanos, en busca de libertad, dejando a su familia y sus costumbres atrás. Enfrentándose a un nuevo mundo, luego de chocar con una dura realidad. Rosa era una de ellos.

   Rosa escapó de Dinevitz (al sur de Ucrania, cerca de las fronteras de Polonia, Hungría y Rumania) a los 17 años. Había nacido el 10 de julio de 1902, y su madre había conseguido que la llevaran hasta la frontera polaca en un carro de mercadería que un campesino ruso transportaba de un pueblo a otro. En ese carro iba a cruzar sin ser vista para, una vez arribada a Polonia, viajar a los Estados Unidos, donde ya estaban dos de sus hermanas mayores.
    Rosa no conocía el camino. Nunca antes llegó tan lejos de su hogar. Estaba acostada bajo un montón de paja amontonada y su cuerpo estaba dolorido. Los caballos apenas lograban andar a fuerza de latigazos que les pegaba el cochero. El terror que tenía al iniciar esa travesía se acrecentaba minuto a minuto. Cuando trataba de espiar cuidadosamente, solo veía el cielo nublado y tormentoso. Hace horas que andaba en la oscuridad de la noche, desde que abandonó la casa familiar. Debía huir ya que no podía permanecer en la casa ni un día más: la historia repetida acechando otra vez a los hogares judíos y las mujeres corrían aún más riesgo.
   Después de la 1era Gran Guerra, por el tratado de paz de Versalles, surgieron de la antigua Rusia nuevas repúblicas: Polonia, Letonia, Lituania, Estonia, Checoeslovaquia y Austria alemana. En todos ellos vivían miles y miles de judíos. Pero aunque cada una de ellas había prometido reconocer los derechos de las minorías (los judíos eran una de ellas) en la práctica eran siempre discriminados, no se les permitía practicar libremente su religión ni sus tradiciones. Aún cuando Ucrania declaró su autonomía, continuaron habiendo "pogroms" y persecuciones de todo tipo. Pocos meses antes del nacimiento de Rosa había habido un terrible pogrom en Kishenier con la muerte de 2.700 judíos masacrados, mutilados, desgarrados o aún enterrados vivos.

Tienda de propiedad judía destruida durante la Kristallnacht (la "noche de los cristales rotos").  Berlín, Alemania, noviembre de 1938.











    Tienda de una propiedad judía destruida.

    Su familia decidió evitar al máximo las salidas, las reuniones familiares, la exposición de grupos de amigos en las calles o negocios. Su comercio decayó. Pero siempre pudieron con la pobreza. El horror era otra cosa. Por eso esa  noche, en la oscuridad de la calle silenciosa, su madre le entregó al campesino sus últimas joyas, cubiertos y algún dinero para que la transportara en su carro a la frontera de Polonia. La abrazó fuerte y con un beso rápido la ayudó a subir. Llevaba en sus manos un pequeño atado de ropa, algunas prendas eran de sus hermanas mayores que ya estaban en Norteamérica. ¿Veré a mi familia alguna otra vez? Se preguntaba Rosa.
   El negocio de mercería permitió por un tiempo tener una buena situación económica. Su madre se ocupaba de las cosas de la casa: cocinaba, limpiaba, atendía a tantos hijos y muchas veces hasta ayudaba en el negocio. Después que su padre murió (demasiado joven), Moishe que era el mayor se hizo cargo del negocio.
    Muchos jóvenes habían partido hacia lugares cuyos nombres casi no se sabía pronunciar. Muchas familias se habían quebrado y las noticias demoraban en llegar. Los religiosos muy ortodoxos se apegaban a su lugar, se unían en los templos, y atraían a los jóvenes con su devoción a las antiguas escrituras, costumbre y fe en la llegada del mesías.      
    Me despierto cuando, se cuela la luz del día. Ignoro cuantas horas hace que estoy viajando y menos aún por donde estamos. El látigo sigue apurando el paso del caballo pues el tiempo ahora juega en contra nuestro. Debemos llegar a la frontera antes que amanezca y mis latidos se aceleran con fuerza. Busco ayuda entre mis recuerdos para que los minutos no se sientan como horas. En las fiestas mamá cocinaba para toda la familia: pescados, pavos, sopas de gallina, panes trenzados cuyo olor al regreso del templo nos llamaba desde la esquina. Después de la cena papá y Moishe se quedaban charlando sobre algún párrafo de la Torá y sus derivaciones filosóficas. Mientras tanto los horrores de afuera, casi sin darnos cuenta, se iban se iban acercando inexorablemente e iban a afectar nuestras vidas para siempre. Recordaba Rosa.
   No era sencillo vivir en Europa después de la Gran Guerra. Los aliados habían firmado la rendición de Alemania  pero los alemanes discrepaban con las condiciones expresadas en el "Tratado de paz", lo cual también era sustentado por Inglaterra y Estados Unidos. En la primera algunos generales de alta graduación proponían reanudar lazos de amistad con Alemania y no estaban de acuerdo en castigar a los criminales de guerra. También opinaban que había que tener buenas intenciones para con Rusia a pesar de que los "bolchevikis" iban penetrando en los países que habían recuperado su condición de repúblicas democráticas. En Rusia misma la revolución de 1917 no mejoró la situación de los judíos quienes ansiaban escapar de la represión y la humillación que les impedía continuar con la práctica de su religión y tradiciones.
    En algunas Universidades los estudiantes judíos debían asistir a las clases de pie, ya que no se les permitía sentarse. Había cupos para los estudiantes judíos y los que lograban graduarse con grandes esfuerzos, no tenían iguales oportunidades de ejercer sus profesiones.
   Ya llegué. No puedo creer que esté en Varsovia. Otro carro me esperaba con otras personas que también viajarían. Atravesamos caminos de tierra aparentando ser campesinos que regresaban de trabajar en los dominios de algún terrateniente. Dormíamos por la noche en el establo de un caserón o en el medio del campo. Luego tuve suerte y fui a parar a un departamento en la planta baja, de una modista que sabía de mi llegada. Me habló por primera vez en idisch desde mi partida de casa: escuchar mi lengua materna me sacudió de emoción. Acá trabajaré para ahorrar. Después de convivir con nueve hermanos, esta soledad es muy dura. En las noches, sobretodo, lloro hasta quedar dormida. Mientras, en el día, aprendo esta tarea de cortar y coser. Pensaba Rosa.
     Polonia era el país de mayor población judía en Europa, pero la actitud de sus sucesivos gobernantes siempre fue negativa con respecto a este pueblo. Sin embargo, frente a la necesidad de subsistir de cualquier forma, el judaísmo de Polonia permaneció como siempre, reforzando su vida comunitaria, manteniendo su idioma idisch y tratando en toda circunstancia de hacer respetar su espíritu de lucha. Por otro lado no había muchas otras alternativas en Europa: ni Rumania que era intensamente anti judía, ni Hungría que avanzaba en pogroms y persecuciones, Menos aún en Austria, tampoco Letonia, Estonia ni Lituania le dieron a los judíos la posibilidad de mantener su identidad en paz.
    Rosa se encontró en un momento donde los Estados unidos decidieron cortar el cuerpo de inmigrantes y los que tenían intenciones de ingresar a ese país, debían desviarse hacia otros. Así debió partir hacia la Argentina en un barco donde estableció amistad con otros jóvenes. Todos habían tenido noticias de un país llamado Argentina que proponía traer familias desde Europa hasta Buenos Aires, su capital.
En este barco conozco por primera vez en mi vida lo que es hacer amigos. Personas ajenas a mi familia y que por haber vivido parecidas experiencias a las mías, las siento afines, casi hermanas. Pensó.

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2 comentarios:

  1. Hola, me gusto tu trabajo, me pareció que entre sus puntos fuertes, se logra demostrar la situación de los judíos en Europa luego de la Primera Guerra Mundial, porque muchas veces se cree que el nazismo es un hecho aislado, y acá se demuestra que la persecución empezó mucho antes,uno se puede meter en el personaje y vivir su fuga, y los datos históricos estan bien citados y te dan una mirada sobre lo que sucedía. En los puntos débiles, me parece que hay partes en que la redacción pudiese ser mas ordenada, tantos saltos, pueden marear, y creo que cambian mucho los tiempos verbales, pero quizás sea un estilo. Y lo que le cambiaría,, seria agregarle un poco de como fue su situación cuando llego a Argentina, porque estaría bueno saberlo, y solo nombra que llego, pero no dice como era si realidad en el país. Diego Armando Quiroga.

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  2. Interesante descripción de un hecho que desde una descripción puede integrarse al contexto histórico. Aprobado.

    Comentario: más que pertinente. Aprobado.

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