Para este número de "Relatos del siglo XX" le pedimos elabore un artículo de 6.000 caracteres con al menos tres links internos al blog de la materia y tres links externos a páginas que usted sugiera en el cual construya un relato de algún personaje (obrero/a, estudiante, empresario, político) en un hecho histórico de la primera mitad del siglo XX.
Se evaluará la originalidad del relato en su capacidad de situarlo en su contexto histórico y las relaciones que establezca de los hechos con su vida. Deberá sumar alguna imagen y destacar un párrafo síntesis que destaque el contenido del mismo. No podrá tomar un tema que haya elaborado en su trabajo práctico.
El plazo de presentación es el miércoles 29 de junio a las 12 hs. El mismo se posteara con el mail clave que oportunamente le fue dado.
A su vez, se le pedirá que evalúe un artículo en forma anónima con seudónimo, señalando fortalezas, debilidades y sugerencias de cambios al artículo. Este comentario deberá ser realizado antes del viernes 1 de julio.
viernes, 1 de julio de 2011
La llegada del Infierno- Manuel Rodríguez
Mi trabajo relata la vida de una persona que vivió en Alemania en la época del nazismo, en la cual se produjo una dura persecución a las personas que conformaban la comunidad judía.
Nunca pensé que algo como esto pudiera sucederme, la verdad que no encuentro en este pensamiento algo de lógica, de sentido común; un pensamiento el cual fundamente la persecución de personas por pertenecer a una religión diferente. De considerarse perteneciente a una raza "superior" la cual provoca un genocidio, un exterminio a la raza "inferior" (nosotros, los judíos).A continuación voy a relatar mi atroz historia, la cual me provoca un profundo dolor recordarla.
Tuve el destino de nacer a principios del siglo XX. Años después de que Alemania fuera vencida en la Primera Guerra Mundial. La posguerra provocó que se prendieran una serie de ideas nacionalistas, que crearon un ambiente de intolerancia y revanchismo; en consecuencia de las medidas forzadas que Alemania tuvo que obedecer como ceder territorios, renunciar a sus colonias, entregar parte de su armamento, y mantener un ejército reducido.
Se podría decir que tuve una infancia feliz hasta que llegó la invasión alemana. A partir de este acontecimiento, se redactó una ley la cual forzaba a los judíos a usar una estrella amarilla para identificarnos, para discriminarnos. Tomé la actitud de rebelarme contra esa ley porque los niños no judíos no querían jugar conmigo. Por mi rebeldía frente a la ley que sancionaron, se me entregó una notificación oficial la cual informaba que ya no podía asistir a la escuela, por lo que mis padres optaron por esconderme. Creyeron que podrían hacerlo hasta que todo este período nefasto para nosotros pasase, y una vez así pudiéramos seguir con nuestra vida común; pero no fue así. A partir de que asumió Adolf Hitler, el máximo exponente del nazismo, este régimen seguía obteniendo más y más poder. Para explicar en pocas palabras la personalidad de Hitler, tenía una serie de puntos de tipo visionario de carácter innegociable como la eliminación de los judíos; la consecución de un espacio vital para garantizar el futuro de Alemania; la raza como explicación de la historia del mundo y la lucha eterna como ley básica de la existencia humana.
Aunque por un tiempo pude evadir al ejército nazi, terminaron por encontrarme, me subieron en un camión y me llevaron a Auschwitz, un campo de concentración. Fui separado de mi familia, me raparon la cabeza y me dieron el uniforme de los campos de concentración.
Auschwitz-Birkenau era un doble campo, era tan extenso que solamente la alambrada electrificada que rodeaba a Birkenau (el centro de exterminación), tenía aproximadamente doce kilómetros; cada uno de los campos, uno a cada lado del ferrocarril, medía unos siete kilómetros cuadrados. Me acuerdo que había torres de vigilancia que se levantaban a intervalos regulares a lo largo de la alambrada electrificada. Estas torres estaban dotadas de guardias armados de las SS, todavía puedo recordar las luces blancas que emanaban de los reflectores que iluminaban las instalaciones por la noche.
Se realizaban selecciones para el trabajo, los que resultaban rechazados les esperaban las cámaras de gas que aparentaban ser unas casas de baños, y el crematorio. Los prisioneros aptos eran conducidos en formación y desnudos, numerados mediante tatuajes y vestidos con un sucio uniforme del campo de concentración.
El Sonderkommando (la brigada especial que se encargaba de este trabajo) regaba los cadáveres apartándolos y cargándolos en plataformas, que los descendían a los crematorios que estaban en la parte inferior.
Lo único que se puede decir de Auschwitz, es que no existe expresión alguna en el mundo para poder describirlo, era el infierno en la tierra. En los días nos levantábamos a las tres de la mañana, a las cuatro en verano. Cuando el Sol salía no era el Sol de mi infancia, les juro que no brillaba, era una esfera negra flotando en un cielo gris.
Tras vivir un tiempo en ese infernal lugar, la verdad no sabría decir con exactitud cuanto tiempo he permanecido allí, cada minuto me parecía una eternidad, hasta empecé a creer que me quedaría atrapado para siempre, que me iba a morir sin que nadie nos pueda ayudar, hasta llegué a creer que nuestra religión iba a ser eliminada por completo. Estaba desesperado, lo único que veía alrededor era sufrimiento, dolor y crueldad, todavía no podía entender como un ser humano, podía provocar semejante daño a otro por el simple hecho de ser diferentes.
Un día, a medianoche, a lo lejos tras unas rejas, pude ver como el portón de Auschwitz era derrumbado y que algunos soldados armados ingresaban, no sabía de qué país provenían, solamente que habían venido a salvarnos. Cuando se enfrentaron con los soldados nazis y los acabaron, vinieron a rescatarnos y uno de ellos me habló, me hizo una pregunta tan simple, que en otro contexto la hubiera pasado por alto, pero en ese momento de angustia un interés hacia mi persona provocó la primer sonrisa en mi rostro en mucho tiempo: "¿Cómo te sentís?", exclamó, pude reconocer su acento, venía de Norteamérica. En ese momento mis ojos no daban crédito a lo que estaba sucediendo, por fin el infierno se había acabado, podía volver con mi querida familia y seguir con una vida normal.
Tras volver a mi ciudad natal una vez acabado el régimen nazi, procuré dedicar mi vida a ayudar a otros sin importar origen étnico, racial o religión y a crear conciencia de lo que sucedió, para que nunca más vuelva a ocurrir una atrocidad de tal magnitud que afecte a la especie humana. Para lograr tal cometido decidí escribir un libro en el cual se describa y explique el régimen nazi y lo que posteriormente se llamó el Holocausto, es decir el intento de aniquilar totalmente a la población judía de Europa que finalmente, se resolvió con el asesinato de algo más de seis millones de judíos mediante gas venenoso, balas, hambre y trabajo extenuante.
La historia de este niño y su vida en el campo de concentración está muy buena, lo único que puedo decirte es que en algunos momentos aparecen incoherencias con los tiempos o detalles de redacción. Por otro lado el contenido histórico esta bueno, aunque me quedé con ganas de saber como es que llegaron los soldados a rescatar al niño, es decir que sucedió en el medio. La historia me gusto y el asunto de la ley para identificar a la población judía es un detalle que muestra la base ideológica atroz del régimen nazi. Pepe Botella.
La historia de este niño y su vida en el campo de concentración está muy buena, lo único que puedo decirte es que en algunos momentos aparecen incoherencias con los tiempos o detalles de redacción. Por otro lado el contenido histórico esta bueno, aunque me quedé con ganas de saber como es que llegaron los soldados a rescatar al niño, es decir que sucedió en el medio. La historia me gusto y el asunto de la ley para identificar a la población judía es un detalle que muestra la base ideológica atroz del régimen nazi.
ResponderEliminarPepe Botella.
Es interesante la contextualización del espacio y bueno el relato de vida del niño. Aprobado.
ResponderEliminarComentario: correcto el aporte. Aprobado.