Consigna 1º Integrador

Para este número de "Relatos del siglo XX" le pedimos elabore un artículo de 6.000 caracteres con al menos tres links internos al blog de la materia y tres links externos a páginas que usted sugiera en el cual construya un relato de algún personaje (obrero/a, estudiante, empresario, político) en un hecho histórico de la primera mitad del siglo XX.
Se evaluará la originalidad del relato en su capacidad de situarlo en su contexto histórico y las relaciones que establezca de los hechos con su vida. Deberá sumar alguna imagen y destacar un párrafo síntesis que destaque el contenido del mismo. No podrá tomar un tema que haya elaborado en su trabajo práctico.
El plazo de presentación es el miércoles 29 de junio a las 12 hs. El mismo se posteara con el mail clave que oportunamente le fue dado.
A su vez, se le pedirá que evalúe un artículo en forma anónima con seudónimo, señalando fortalezas, debilidades y sugerencias de cambios al artículo. Este comentario deberá ser realizado antes del viernes 1 de julio.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Estrellas Curiosas



Estrellas curiosas
 
Tenían los pies duros por el frío, pero los calentaban poco a poco rozándoselos entre ellos y el rocío. Sus pelos se fundían entre los céspedes y parecía que volvían a ser largos como alguna vez lo fueron. Alrededor: nada. Un infinito páramo al que habían huido quien sabe por cuánto tiempo  y alguien sabrá por qué. Miraban para arriba, sin saber que desde arriba los observaban las estrellas, sigilosas como siempre. Las estrellas estaban curiosas, pero ellos no lo sabían, sólo sabían que estaban gigantes como nunca las habían visto antes. No solo curiosas, sino que los vigilaban, los miraban, y esperaban el momento justo para emboscarlos.
 
-Parece como si alguien del otro lado estuviera sentado sobre ellas y las empujara poco a poco-dijo ella. Pero las estrellas sólo estaban curiosas.
-Ojalá pudiéramos saber que pasa realmente del otro lado y así seguir con nuestra lucha-dijo él.
De pronto metió la mano en bolsillo, todo estaba oscuro. Tocó la mano de ella suave y fría y le dio eso que había sacado y le dijo:
-Te la doy ahora porque capaz mañana ya no esté y si estoy, y te la doy mañana no te va  a gustar: la guardé en el bolsillo y está fea seguramente, pero olela y va a ser la más linda de todas. 
 
Dicen que dos días después volvieron a aparecer.
 
 -¿Juan, cómo estás? ¿Qué tal su hija? ¿Está acá? ¿Puedo pasar?
-Sí, pasa querido, está en su pieza. 
Subió los escalones uno por uno, pero como de una sola vez. Tocó la puerta, nadie contestó, la abrió. “Qué raro pensó, la cama estaba desecha, ella tan prolija”. Pero lo más raro de todo es que el delineador no estaba en su lugar y estaba destapado. Algo poco extraño en ella, tan ordenada. Y lo peor de todo, la ventana estaba abierta y en el marco estaba la vincha rosa que siempre usaba.
Bajó los escalones tragándoselos como nunca, sediento. No quería otro más en la lista. Esta familia cada vez es menor.
La buscaron en el baño, en el armario, en el depósito, en cafeterías, en boliches, se corrió la bola por todo el barrio. Todos buscaban: el almacenero, el joyero todos…y nadie sabía. Todos buscaban, pero nadie hablaba. “Algo habrá hecho” decía el joyero. 
 
Pero dos días más tarde ella ya no estaba. 
 
Tuve la idiota e imperdonable idea de no seguir con la búsqueda, porque yo corría peligro. “Le dije a mi mamá que yo no podía dejar de militar si mi novia está desaparecida y mi amigo está muerto”*. Me contó, el pobre, cuando volvió de viaje. Es como que diste vuelta la página para adelante sin entender el principio. Sin ningún fin, más que la inercia entremezclada con quizás algo de miedo. Eso le dije yo cuando volví de viaje y le ofrecí ayudarlo a volver atrás. Y fue la idea más idiota  e imperdonable que tuve. 
*Frase que dijo Mauricio Weinstein a su madre
 
Así que decidió ir a la pesca: si ella no estaba en su mundo, él debía estar en el suyo, y se puso a repartir volantes a cualquiera, pero de nada sirvió. “El miedo es más fuerte que el valor en estos tiempos” se repetía con desasosiego.
 
Porque dos días más tarde él no estaba. 
 
 
Él la buscó siempre, y si no la estaba buscando, la estaba soñando. Él era ella y quién sabe qué sería ella. Un día, mientras su familia cenaba entraron unos hombres de gris, no sé cuántos porque nunca quise preguntar detalles y así fue que sin pajita siquiera se lo chuparon.
 
Tenía miedo por mis papás y hermanos; no veía nada. Fue el capote mi primer amigo de los últimos y uno de los mejores. Por ahí la encontraba, por ahí mi plan-carnada había funcionado y me llevaban con ella. A las pocas horas ya estaba ahí, en la pieza blanca. Rodeado de la pura inmensidad del  silencio interrumpido por gritos, cada tanto. Fue mi casita durante un tiempo, y mi “papá adoptivo” fue un tipo que lo único que supe es que debía ser de provincia, por su acento ¡Ah! y una vez sentí como que me rozaba con un áspero bigote. 
-¿Hola señora Weinstein ¿Cómo anda? –escuché una vez, desde donde estaba.
-“Quería contarle que su hijo está cuidado, nada de hablar de torturas. Lo único le quería pedir un par de cosas”*.-mientras a mí se me carcomían los huesos porque gritaba con la boca tapada y nadie me escuchaba.
Un día me trajeron un par de medias y ropa interior mía. ¿Alguien sabría dónde estaba…? Cómo habría llegado esa ropa.”Tomá”-me dijo el tipo. Y yo me las puse, tenían olor a mi mamá.
Una semana después me reencontré con mi mejor amigo, el capote. Me llevaron con la boca vendada a un lugar. Era de noche y podía ver las estrellas tan grandes y curiosas como aquel día.
*. Palabras del policía a la madre de Mauricio, mientras estaba cautivo
 
Me hicieron caminar para atrás, era de noche y las estrellas eran gigantes, me agarraba un tipo bigotudo que se reía y se aprovechaba de una pobre mujercita que no comía en días. Yo lo tenía de algún lado, yo tenía esa risa de algún lado. Me empujó y me hizo sentar en el piso; y en mi pollera se dibujó un tajo más. El bigotudo era de esos que le encontraban el gustito. Detrás de mí sentaron a alguien, a alguien. Me ataron las manos a las suyas, pero apenas podíamos rozarnos los dedos. Se escuchó un portazo. No podía mover la cabeza para el costado, así que la moví para arriba, y sentí que el que estaba tras de mi también lo hacía. 
Miraban para arriba, sin saber que desde arriba los observaban las estrellas, sigilosas como siempre. Las estrellas estaban tristes y contentas, pero ellos no lo sabían, sólo sabían que estaban gigantes como nunca las habían visto antes. Y sé hasta acá porque me lo contó un tipo con acento provinciano y medio bigotudo que me dijo que no había podido ver más, aunque yo nunca le creí, pero ustedes no cuenten nada, shh. 
 
Links en relación al blog: 





Párrafo Síntesis: Esos eran tiempos difíciles, pero a él no le importaron y con todo en su contra nunca se rindió, tanto rastrilló, tanto quiso desenmascarar que al final lo enmascararon a él. Solo las estrellas saben lo que realmente pasó.


Lucas Margulis 4º4º T.T. ESCCP

No hay comentarios:

Publicar un comentario