Consigna 1º Integrador

Para este número de "Relatos del siglo XX" le pedimos elabore un artículo de 6.000 caracteres con al menos tres links internos al blog de la materia y tres links externos a páginas que usted sugiera en el cual construya un relato de algún personaje (obrero/a, estudiante, empresario, político) en un hecho histórico de la primera mitad del siglo XX.
Se evaluará la originalidad del relato en su capacidad de situarlo en su contexto histórico y las relaciones que establezca de los hechos con su vida. Deberá sumar alguna imagen y destacar un párrafo síntesis que destaque el contenido del mismo. No podrá tomar un tema que haya elaborado en su trabajo práctico.
El plazo de presentación es el miércoles 29 de junio a las 12 hs. El mismo se posteara con el mail clave que oportunamente le fue dado.
A su vez, se le pedirá que evalúe un artículo en forma anónima con seudónimo, señalando fortalezas, debilidades y sugerencias de cambios al artículo. Este comentario deberá ser realizado antes del viernes 1 de julio.

sábado, 19 de noviembre de 2011

PROceso de “Reorganización” Nacional

Estábamos finalizando el año, planificando que hacer cuando éste termine. Nosotros, vivíamos en Francia desde que tengo uso de la memoria. Hacia menos de dos meses que me hijo había comenzado la secundaria, cuando en octubre del '73, el estallido de una crisis económica -Que todavía no consigo comprender como, lo que para mí fue, un simple conflicto entre países desembocó en un desastre para todas las economías - revolvió nuestras vidas, nos desordenó todo y nos llevó a tomar decisiones drásticas.
Conjunto a la crisis vinieron las malas noticias: La Francia que había visto experimentar un gran auge económico se entristecía y apagaba poco a poco. Como consecuencia de la falta de combustibles para la producción, muchas empresas redujeron su producción, algunas hasta cerraron, lo que implicó también, una gran reducción del personal. Así, perdí mi empleo.
Tomamos la decisión, junto a mi esposa y mi hijo, de emprender un viaje y así una arrancar una nueva vida. La Argentina resonaba en mi cabeza, unos amigos de la familia había pasado unos meses por un viaje de negocios y nos contaron algunas cosas que nos terminaron por convencer. Yo no conocía este país, supuse que como en todos lados, alguna repercusión económica sería visible, pero sentía la mirada de mi amigo como propia. A los pocos meses del comienzo de la recesión viajamos hacia Argentina.
Gracias a Dios, la barrera del idioma no significó un problema mayor para nosotros, teníamos familiares en España y tanto mi hijo, como mi esposa y yo dominábamos el idioma. Increíblemente, pese a todas las negativas, logramos vender nuestra casa de Francia, y con el dinero pudimos comprar una propia, aquí, en Argentina.
Este nuevo país no parecía verse tan afectado como Francia. Al menos, me dio la oportunidad de conseguir un nuevo trabajo. Éste era en una industria, con el mismo pude mantener a mi hijo y esposa sin la necesidad de que ella trabaje.
Mi hijo avanzó en la secundaria y se introdujo en la política, militando junto a algunos compañeros, y yo, por mi parte, hice lo mío en el trabajo. Con lo ahorrado y mucho esfuerzo logré comprar mi primer auto - en ese entonces, un nuevo Falcón color verde. Del que ahora puedo decir, fue una desafortunada elección- pese a esto, el país parecía no ir para delante. La situación política, poco a poco, se ponía cada vez más tensa. Con la muerte del general Perón y la asunción como presidenta de su esposa Isabel, lejos de mejorar, esta situación empeoró aún más.
Arrancó así un nuevo año, el '76 vino de la mano de malas noticias. La señora presidenta y esposa del difunto Perón fue derrocada por los militares hacia fines de marzo de ese año, los mismos se instauraron en el poder con la excusa de que debían "reorganizar la nación". En ese momento no comprendí la trascendencia que iba a tener en mi vida, pero ahora puedo decir que es la cosa más nefasta que se me viene a la mente, algo doloroso de imaginar.
En ese momento no nos quedó otra opción que seguir adelante, hechos horrorosos no tardaron en aparecer. La gente empezó a ser perseguida por el simple hecho de querer expresarse, por pensar o creer cosas diferentes, muchos fueron secuestrados y torturados hasta la muerte, pero a los ojos del "gobierno" eran tan solo "desaparecidos".
Nunca voy a olvidar una noche en que mi hijo volvió pálido a casa, había sacado el registro meses atrás y le había prestado nuestro auto para que de un paseo con sus amigos. Al volver, me contó que se habían metido en un lugar por equivocación, no sabían de qué se trataba, pero se encontraron rodeados de militares. Tuvieron la fortuna de que los dejaron ir, pero fue tal el susto y lo feo de la situación que, según me transmitió, apenas pudo conducir a casa.
Luego de esto, mi hijo, con mucho miedo, abandonó la militancia y guardó sus ideales por priorizar su vida. Algunos de sus amigos siguieron sus mismos pasos, pero recuerdo a uno en particular, Felipe, el siguió a paso firme con sus convicciones al frente, hasta que una noche se lo llevaron en un oscuro Falcon. Tristemente, no supimos más de él.
En el '78, en medio de las desapariciones y los actos de violencia, consiguieron llevar a cabo un mundial de fútbol en el país. La Argentina salió campeón de dicho mundial, y pese a yo soy fanático del fútbol, con mi hijo, no nos atrevimos a pisar un estadio dónde se disputara un partido de dicho mundial. Sabíamos que detrás de esa falsa o banal alegría se encontraban hechos nefastos, totalmente violentos. Se habían intentado tapar las desapariciones y las muertes de tantas personas con un evento deportivo.
Entre la oscuridad y el miedo llegó una alegría a la familia, mi esposa quedó embarazada en diciembre del '81. El embarazo se desarrollaba de manera normal y, según los estudios, esperábamos una nena para comienzos de septiembre.
Durante el período en que mi esposa se encontraba embarazada empezamos a tener problemas con la empresa en la que trabajaba. Surgieron algunos despidos, y reemplazaron a antiguos empleados y compañeros con nuevas tecnologías. El estado no nos brindaba apoyo alguno, ya que desde la instauración de los militares en el poder, la economía se había liberalizado, y el período en el que los trabajadores se veían respaldados por el estado había finalizado. Nos exigían cada vez más y más sin que eso no se viese reflejado en nuestro salario.
Decidimos, con mis compañeros -los que aún trabajábamos y los que habían sido despedidos -organizarnos. Me puse a la cabeza de la propuesta y convocamos a una movilización para exigir el reconocimiento de nuestros derechos como trabajadores.
Marchamos varias veces reclamando por lo que nos correspondía. Me fui alejando de mi trabajo y concentrándome en ayudar a otros trabajadores en las mismas condiciones, en ese entonces no medí las consecuencias que esto tendría.
Me empezaron a seguir y a investigar sin que lo sepa, sabían mucho más de lo que se imaginan sobre mí. Hasta que, en un frío día del invierno de julio, los militares mi vinieron a buscar, y armados y por la fuerza me llevaron con ellos.
Me mantuvieron en un lugar con bastantes personas, la mayoría por razones similares a la mía, todos encerrados por el simple hecho de pensar o creer algo distinto y querer expresarlo. Pasábamos hambre y nos maltrataban, el trato era muy violento. Si alguno moría, no sé qué sucedía con su cuerpo. Me aflige mucho ver mujeres embarazadas, en las mismas condiciones que mi mujer, encerradas junto a mí.
No llegué a presenciar el parto de mi esposa, ni conocer a mi hija. No sé qué fue de mí querida ni de mi hijo. Solo rezo porque todos ellos se encuentren bien, ya no se que pueda ser de mi, pero solo espero que ellos no hayan tenido la misma suerte que yo, o que les haya sucedido lo mismo por estar emparentados conmigo.
En los últimos días encerraron muchos más hombres conmigo. Las personas que aprisionaron, me comentaron, que estamos en guerra. La verdad es que no sé nada al respecto, la información y las noticias son escasas y no veo la luz del sol desde hace meses, no sé si volveré a verla. Tampoco tengo idea si lo que escribo llegará a alguien, confío en que sí, y al mismo tiempo mantengo la esperanza de poder ser yo quien guarde este papel y cuente la historia con mis propias palabras.
Ernesto.


-           Links Relacionados:

De: Geddes, María Victoria y Franco Goyeneche, Santiago.

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