Consigna 1º Integrador

Para este número de "Relatos del siglo XX" le pedimos elabore un artículo de 6.000 caracteres con al menos tres links internos al blog de la materia y tres links externos a páginas que usted sugiera en el cual construya un relato de algún personaje (obrero/a, estudiante, empresario, político) en un hecho histórico de la primera mitad del siglo XX.
Se evaluará la originalidad del relato en su capacidad de situarlo en su contexto histórico y las relaciones que establezca de los hechos con su vida. Deberá sumar alguna imagen y destacar un párrafo síntesis que destaque el contenido del mismo. No podrá tomar un tema que haya elaborado en su trabajo práctico.
El plazo de presentación es el miércoles 29 de junio a las 12 hs. El mismo se posteara con el mail clave que oportunamente le fue dado.
A su vez, se le pedirá que evalúe un artículo en forma anónima con seudónimo, señalando fortalezas, debilidades y sugerencias de cambios al artículo. Este comentario deberá ser realizado antes del viernes 1 de julio.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Peronismo, Liberación Nacional y la clase trabajadora


Peronismo, Liberación Nacional y la clase trabajadora
Ruptura con el Modelo de Dependencia
(Como lo han visto distintas corrientes historiográficas)

El Peronismo es un proceso histórico extraordinariamente rico, por lo que significó en términos de cambios sociales, políticos y económicos, que se verificaron tanto en el desarrollo industrial como en la consagración de derechos sociales y civiles. En el plano político, redefinió el rol estado; respecto de la política exterior a partir de la firme voluntad de autodeterminación frente a las potencias imperialistas, fundamentalmente Inglaterra y Estados Unidos de Norteamérica, una tradicionalmente dominante y la otra, con pretensiones de serlo, cuando al finalizar la segunda guerra mundial, se erige en potencia hegemónica indiscutida; respecto de las políticas internas, por su capacidad para intervenir en el desarrollo económico y en la regulación de la conflictividad social.
Desde distintas ópticas se ha analizado al Peronismo. Más allá de las lógicas diferencias resultantes de cualquier interpretación atravesada por disputas entre distintas concepciones ideológicas o intereses de clases, son significativas las contradicciones en que muchas veces incurren frente a la imposibilidad de comprender al Peronismo en su cabal dimensión histórica, política y social. Sin desmerecer el esfuerzo que significa analizar un fenómeno social tan complejo, muchas veces esos análisis, han sido esquemáticos o abstractos en rigor de la ideología o de la disciplina científica, con desapego de la historia, de los actores sociales, de las luchas de clases.
Por ejemplo, para Milcíades Peña el 17 de octubre de 1945 fue un veredicto para que la Argentina continúe en la órbita británica. En su ensayo Masas, Caudillos y Elites, dirá:
“Días después del 17 de octubre el vocero oficial del Partido comunista decía de los obreros peronistas que eran “manifestantes de la esclavitud”, “conglomerado aullante”, “turbas borrachas”, “maleantes y desclasados”, y afirmaba: “Jamás los auténticos obreros argentinos hubiesen dado ese espectáculo” (Orientación, octubre 24, 1945). También la burguesía, pero se equivocaban. Fue verdaderamente la clase obrera la que estuvo en las calles el 17 de octubre de 1945. Pero el 17 de octubre no fue una epopeya obrera como dice la mitología peronista. Las masas fueron sacadas a las calles por la fuerza del orden, no contra su voluntad, por cierto, porque querían a Perón. Pero una movilización de obreros respaldada por la policía para apoyar a un candidato burgués, no es una movilización de clase ni por sus métodos ni por sus objetivos” (1).
Distintas palabras, la misma concepción elitista, paternalista, despreciativas de la clase obrera real, que en ambos casos se pretende representar. Y más adelante aduciendo a palabras del embajador inglés con respecto a la jornada del 17 de octubre…
“…tal como había esperado, la multitud nos dio paso no bien vio la bandera inglesa, contentándose con gritar en forma amistosa: ¡Viva Perón! ¡Abajo Braden! Esta anécdota contiene todo el sentido nacionalista de la jornada,  en que el proletariado fue movilizado para aplastar un golpe de estado pronorteamericano y en defensa del gobierno que preservaba el ordenamiento tradicional de la Argentina, semi-colonia de Inglaterra”(2).
Que abstracción de la historia! Milcíades Peña observa las consecuencias de la guerra que acababa de finalizar, la debilidad de Inglaterra devastada por esa guerra librada en su territorio, y la irrupción de los Estados Unidos como potencia hegemónica, victoriosa absoluta. Observa que ahora Estados Unidos competía con Inglaterra por el dominio de América del Sur. Sin embargo, no es capaz de observar la ruptura del gobierno de Perón, con respecto a la política de sometimiento al imperio británico, que los gobiernos de 1930 en adelante no solo no cuestionaron, sino que profundizaron.
Omite la política de defensa soberana de nuestros puertos, o de recuperación de áreas estratégicas que pasarán a la órbita del Estado, como por ejemplo el reemplazo de la Cía. Primitiva de Gas por Gas del Estado, de la Unión telefónica por ENTEL, de las usinas provinciales de la American Foreing Power por Agua y Energía, y de toda una política tendiente a revertir los lazos de dependencia que tradicionalmente ataban a nuestro país con el Imperio Británico, como la recuperación de resortes de la economía que estaban en manos del capital inglés y pasaron a la órbita del Estado: La nacionalización del Banco Central, obteniendo el control de cambios, de las tasas de interés y de la circulación de moneda; de los depósitos de la banca privada, otorgándole al Banco Central la facultad de orientar el crédito; la creación del Instituto Argentino de promoción del Intercambio (IAPI) para monopolizar a través del Estado el comercio exterior, antes en manos de capital extranjero; la nacionalización de los Ferrocarriles y de empresas de transporte automotor para permitir la regulación de las comunicaciones terrestres; el impulso de la flota mercante, recuperando independencia en el manejo de las exportaciones, quebrando el monopolio de la Blue Star Line inglesa; la creación de un Régimen Estatal de Reaseguros (INDER) con el propósito de revertir la subordinación al Lloyds de Londres. Todas estas decisiones se enmarcan en una política de Liberación Nacional ignorada por Milcíades Peña. (4).
Desde otra perspectiva, el sociólogo Gino Germani, ligado la corriente de la Historia Social, colaborador de Luis Romero, ha incursionado en el análisis del peronismo. Sin embargo, sin negar la calidad o seriedad de los métodos de la ciencia social aplicados a la comprensión de la historia, al mirar la realidad argentina desde una visión euro céntrica, también cae en abstracciones cuando intenta comprenderla. Compara el nazi fascismo europeo con el peronismo:
“En el primero las masas populares embanderadas en los movimientos de izquierda, intentaron producir un desenlace revolucionario de tipo socialista o comunista. Debe recordarse que las clases medias de esos países resistían la proletarización que destruía su limitada superioridad económica. En este caso el totalitarismo asume un carácter francamente antiobrero…
En la Argentina se verificó un alineamiento opuesto de los sectores de las masas. Las populares constituyeron la base humana del totalitarismo, mientras las clases medias se colocaron en la oposición. Las causas deben buscarse en la historia del país, resumiendo, en el proceso rápido de industrialización y urbanización masiva. La clase popular masificada era de reciente formación, carente de experiencia sindical y no había sido politizada por los partidos obreros. Por otro lado no había un problema específico de proletarización de las clases medias, sino que eran producto de un reciente ascenso social.
Según versión generalmente aceptada el apoyo de las clases populares se debió a la demagogia por la cual el dictador dio a los trabajadores unas pocas ventajas materiales a cambio de la libertad. El dictador hizo demagogia es verdad, mas la parte efectiva no fueron las ventajas materiales, sino el haberle dado al pueblo la experiencia (ficticia o real) de que había logrado ciertos derechos y que los estaba ejerciendo”.(5)
Estos conceptos de Germani, tienen en común con el análisis de Milcíades Peña, el desprecio, la subestimación por los sectores populares. Coinciden en señalar que los trabajadores peronistas eran masas de inmigrantes del interior, ignorantes, sin experiencia, fácilmente manejables.
Pero mientras en Milcíades, aparece planteado el problema de la estructura económica y el factor de la dependencia, aunque parcializado o amputado por su esquematismo ideológico, en Germani no aparece ni planteado. No están presentes el carácter imperialista del nazi fascismo, ni el carácter defensivo o protectivo de las políticas del Peronismo ante las pretensiones imperiales. Si en la Alemania de Hitler o la Italia de Mussolini se trató de quebrar las luchas en ascenso de la clase trabajadora, ya por sus reivindicaciones, ya por acceder a espacios de poder, en la Argentina de Perón, se trató de incorporar a las masas de trabajadores a una realidad social que incluyera sus derechos y su dignidad, sistemáticamente negados por el modelo agro exportador imperante hasta ese momento. Claro que no era cambiar la libertad por un plato de lentejas como bien acierta Germani! Era el plato de lentejas, más todo aquello que les permitió a los trabajadores acceder a una vida mejor para poder disfrutar de la libertad. De una libertad concreta y material; libertad de gozar de vacaciones, libertad de acogerse a una jubilación digna, libertad de tener garantizado el acceso a los servicios de salud, para él y su familia, libertad de tener posibilidades de recreación, de poder mandar a sus hijos a la escuela. Pero Germani hace casi una interpretación sicológica, donde la clase trabajadora aparece fascinada, por el carisma de un demagogo, cuya única intención es explotarlos y someterlos, sin especificar en función de que intereses. ¿Será porque es difícil explicar por cual paradoja del destino, las clases dominantes, a las que favorecería el “tirano” lo odian tan profundamente? Y por el contrario, aquellas clases sometidas, privadas de su “libertad”, enajenadas, lo apoyan tan fervorosamente!
Juan Carlos Torre, aún desde una visión crítica reconoce el significado histórico del Peronismo y el del rol que los trabajadores jugaron en él, como lo revela en su estudio sobre la historia del PeronismoIntroducción a los años Peronistas.
Dice Torre: “La mayor implantación de los sindicatos promovió la extensión de la cobertura de las negociaciones colectivas sobre el mercado del trabajo. Los nuevos convenios comportaron una verdadera redistribución del poder dentro de las empresas, que recortaba la autoridad patronal. El aguinaldo anual, la generalización de vacaciones pagas, la inclusión de los asalariados de la industria y el comercio al régimen de jubilaciones, las indemnizaciones por despido y accidentes de trabajo, fueron garantizados por ley. Las medidas de fuerza no se dirigían contra el gobierno, sino contra los empresarios que resistían los cambios. El gobierno ensanchó los cambios en el nivel de vida de los trabajadores mediante políticas de un incipiente estado benefactor: Congelamiento de alquileres, fijación de salarios mínimos, establecimientos de precios máximos a los artículos de consumo popular, créditos y planes para viviendas,  mejoras en los sistemas de salud pública, programas de turismo social, construcción de escuelas y colegios, organización del sistema de seguridad social. Desde le vértice del gobierno se otorgó una dignidad hasta entonces desconocida a los valores y prácticas del mundo del trabajo”. (6)
El investigador Daniel James en su ensayo Resistencia e Integración, El Peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976 también sostiene posiciones más realistas. James afirma: “La relación entre los trabajadores y sus organizaciones y el movimiento y el Estado peronistas resulta indudablemente vital para la comprensión del período 1943-1955.La intimidad de esa relación ha sido tomada en general, por cierto, como definitoria del carácter excepcional del peronismo en el espectro de la experiencias populistas latinoamericanas. ¿Cómo debemos interpretar la base de esa relación y, además, el significado de la experiencia peronista para los trabajadores peronistas? Las respuestas a estas preguntas han rechazado cada vez más las anteriores explicaciones, que entendían el apoyo de los obreros a Perón en función de una división entre una vieja y una nueva clase trabajadora. Sociólogos como Gino Germani, izquierdistas que competían por la simpatía de la clase trabajadora, e incluso algunos peronistas,  explicaron la adhesión popular al peronismo en términos de obreros migrantes sin experiencia que, incapaces de afirmar en su nuevo ámbito urbano una propia identidad social y política e insensibles a las instituciones y la ideología de la clase trabajadora tradicional, se encontraron disponibles para ser utilizados por sectores disidentes de la elite. Estudios revisionistas más recientes, no han presentado la imagen de una masa pasiva manipulada, sino la de actores, dotados de conciencia de clase, que procuraban encontrar un camino realista para satisfacer sus necesidades materiales. No hay duda de que el peronismo, desde el punto de vista de los trabajadores, fue en un sentido fundamental una respuesta a las dificultades económicas y la explotación de clase. El atractivo político del peronismo reside en su capacidad para redefinir la noción de ciudadanía dentro de un contexto más amplio, esencialmente social. La cuestión de la ciudadanía en sí misma, y la del acceso a la plenitud de los derechos políticos, fue un aspecto poderoso del discurso peronista, donde formó parte de de un lenguaje de protesta, de gran resonancia popular, frente a la exclusión política. La visión peronista de una sociedad basada en la justicia social y en la integración social y política de los trabajadores a esa sociedad, no estaba sujeta al previo cumplimiento de premisas  -como lo estaba por ejemplo el discurso político izquierdista- tales como transformaciones estructurales abstractas de largo plazo, ni lo estaba  a la gradual adquisición en alguna fecha futura de una conciencia apropiada por parte de la clase obrera. La doctrina peronista tomaba la conciencia, los hábitos, los estilos de vida y los valores de la clase trabajadora tales como los encontraba y afirmaba su suficiencia y validez”.(7)
James parte del reconocimiento de la clase trabajadora real, en sus condiciones histórico concretas, y valoriza su apropiación del peronismo como instrumento de reafirmación de la conciencia de la clase trabajadora y de lucha por sus condiciones materiales de existencia.
En definitiva, estas diferencias muestran a autores que al pasar por el tamiz de su esquematismo u ortodoxia ideológica, la experiencia del Peronismo, han despreciado o desvalorizado ese proceso histórico ya sea por no comprender el carácter de la dependencia, ya sea por no comprender las luchas de clases, tal como son, en la realidad, no en la abstracción de su imaginario, o peor aún, han tratado de ocultar detrás de sus investigaciones los verdaderos intereses que defienden.
Desde un punto de vista de estabilidad nacional y popular, cabe consignar, que más allá de las contradicciones propias de un frente de alianza de clases, el Peronismo expresa un momento de ruptura respecto del régimen conservador oligárquico, de carácter agro exportador, que conformaba una economía complementaria, pero subordinada a los intereses del Imperio Británico.
El Estado oligárquico fue quebrado definitivamente en el año 1945 cuando Perón accede a la presidencia de la Nación.

Bibliografía:

1)       Milcíades Peña;Masas, caudillos y elites/La dependencia Argentina de Yrigoyen a Perón/Capítulo III/El gobierno bonapartista de los estancieros y el imperialismo inglés-Junio 1943-1946/Pags. 60 y 61/El Lorraine/Buenos Aires, 198

2)       Norberto Galasso/Cuadernos para la otra historia/Cuaderno Nº 23/Peronismo y Liberación Nacional 1945-1955/Pag. 8/ Centro Cultural Enrique Santos Discépolo/ Buenos Aires, 2003.

3)       Beatriz Sarlo /Biblioteca del Pensamiento Argentino/Tomo VII/ /La batalla de las ideas (1943-1973)/ Cap.I/¿Qué hacer con las masas?/Documento 6/Gino Germani /El contenido y la forma/La integración de las masas a la vida política y el totalitarismo /Pgs. 47; 49 y 50/(Fuente: párrafos extraídos de Política y Sociedad en una época de transición. De la Sociedad tradicional a la sociedad de masas/Paidos/Buenos Aires/1962/pp. 239-252/Editorial Emecé/ Buenos Aires, 2007.

4)       Juan Carlos Torre/Nueva Historia Argentina/Tomo VIII/Los años Peronistas 1943-1955/Cap. I/Introducción a los años peronistas/Pags. 48 y 49/Editorial Sudamericana/ Buenos Aires.

5)       Daniel James/Colección Historia y Cultura/Resistencia e integración/El Peronismo y la clase trabajadora argentina 1946-1976/ Primera parte/Los antecedentes/El Peronismo y la clase trabajadora 1943-1955/Pags. 26; 27 y 37Editorial Sudamericana/Buenos Aires, 1990.

6)       Norberto Galasso/Cuadernos para la otra historia/Cuaderno Nº 7/Rivadavia, las provincias y la burguesía comercial porteña/Pag. 16/Centro Cultural Enrique Santos Discépolo/ Buenos Aires, 2000.

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