
En fin, me acuerdo que el 12 de octubre fue un verdadero delirio popular, tanto que se sacan los caballos de la carroza presidencial para que el nuevo presidente pueda ser llevado en brazos por sus simpatizantes.
Dos años más tarde en 1918, acá en Córdoba, comencé con mis estudios universitarios, tenía las esperanzas de que un pibe de clase media-baja como yo algún día pueda ser médico, la esperanza es lo último que se pierde dicen. Logré entrar a la universidad ya que tenía un conocido amigo de la familia que, en ese entonces, era profesor de Derecho en la facultad de Abogacía. En el mes de Marzo de ese mismo año junto con muchos estudiantes en la Universidad Nacional de Córdoba, después de hablarse durante mucho tiempo, cuestionando la legitimidad de las autoridades de la universidad, pedir cambios en los reglamentos y planes de estudio, criticando la influencia de la iglesia en la educación universitaria y sobre todo, la falta de autonomía de las universidades, creamos un comité Pro-Reforma y a raíz de esto el Consejo Superior decidió no tomar en cuenta ninguna de nuestras solicitudes. No nos quedamos de brazos cruzados sino que, todo lo contrario, a principios de Abril del mismo año creamos la Federación Universitaria Argentina siendo firmes con nuestra lucha. El presidente Yrigoyen decretó la intervención de la Universidad Nacional de Córdoba y se reformó el estatuto, que incorporaría al gobierno universitario a los docentes, pero no a nosotros, los estudiantes. Por suerte, un mes más tarde cuando se realizaron elecciones de decanos acá en la universidad, triunfan los propulsores de la reforma incluyendo a mi conocido que se convirtió en un gran amigo y fue el que me impulsó a formar parte de esta lucha y logró ser decano de Abogacía. Cuando pensamos que todo iba encaminado y que un colega de mi amigo, llamado Enrique María Paz y un gran referente del movimiento, sería designado rector, la asamblea elige a Antonio Nores que era un candidato de una asociación religiosa cuyo nombre no recuerdo. Tratamos de evitar que asuma de cualquier manera posible, pero nuestros esfuerzos no sirvieron ya que Nores logró asumir. Desde la Federación exigimos su renuncia y difundimos nuestro manifiesto “A los Hombres Libres de Sud América”. Nuestro manifiesto sería publicado por el diario “La Gaceta” el día 21 de junio de 1918 y me quiero quedar con esta frase: “Si ha sido capaz de realizar una revolución en las conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno de su propia casa.” Refiriéndose a nosotros, la juventud. Nuestra lucha se extendió hacia todo el país, y así nuestro reclamo pasó a ser nacional y popular.
Después de que Nores asumió, el clima en la universidad no era lo que llamábamos “tranquilo” o “calmado” sino que, todo lo contrario, era un clima muy tenso. Después de días de conflicto, la universidad fue clausurada y más tarde Nores renunciaría. El gobierno de Yrigoyen consideraba que, así como la primaria o la secundaria, la educación universitaria debía estar al alcance de todos. Por lo tanto, aceptó los principios de la reforma, entre ellos, la eliminación de los cargos docentes vitalicios, la autonomía universitaria (ahora alumnos, docentes y graduados podíamos participar del gobierno de la universidad) y el ejercicio de la libertad de expresión.
De modo que nuestro movimiento universitario reformista renovó los programas de estudio, le abrió las puertas de la universidad a un mayor número de de chicas y chicos que provenían de los sectores medios y bajos de la sociedad (que no tenían la suerte de tener algún conocido o amigo como yo) y también le abrió las puertas a la participación en cargos directivos e impulsó un acercamiento de las universidades a los problemas que enfrentaba nuestra república. Los efectos de nuestra lucha se extendieron a toda Latinoamérica, donde los estudiantes juntos con los docentes reclamaban sus derechos a tener una enseñanza laica y poder tener autonomía en sus universidades.
Espero que todo esto que logramos no sea en vano y en futuro, ya se a corto o largo plazo, los estudiantes pueden tener la total libertad para expresarse y plantear sus ideas y no permitir la influencia de algunas asociaciones en los planes de estudio y sobre todo permitir a cualquier hombre o mujer, sea de la clase que sea, poder ingresar a la universidad y realizar sus estudios allí sin ningún problema. Espero, sin muchas esperanzas, que esto que acabo de escribir llegue a las manos de estudiantes que, a través de sus ideas, si es que las cosas van mal, poder cambiarlas sin ningún temor.
Los saluda, cordialmente, Luís Alberto Rodríguez.
Párrafo síntesis: Esta historia cuenta la vida de un joven que en sus primeras elecciones vota a Yrigoyen en la primera vez que se implemente la Ley Saénz Peña y luego cuenta su lucha en la universidad durante la reforma universitaria.
Links internos:
Links externos:
Guía de Historia – CIEEM 2008 (páginas 47, 48 y 50)
Me gusto, mucho la originalidad de la historia. Fue interesante al principio, y se fue convirtiendo en atrapante. En mi opinión, la fortaleza de este relato son las fuentes de las cuales sacaste la información,lugares muy seguros( incluso sacar información de las guias de estudio de nuestro curso de ingreso). Luego la historia esta muy bien narrada, e interesante el tema elegido.
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