Hacía apenas tres meses que había arribado, junto a mi familia, a esta nueva tierra para nosotros que era la Argentina. Estábamos escapando de la revuelta que se encaminaba en toda Europa producto de las revoluciones y sobre todo, huíamos del régimen Fascista reinante en nuestra querida Italia. Hacía ya tres años desde que Mussolini había quedado al frente del país, éste tenía un nacionalismo extremista. Dado que no creímos lo que decían por los medios, ni en el carisma del líder dictatorial, ni por supuesto en la obediencia de las masas fue que decidimos escapar hacia la prometedora Argentina -para no quedarnos nuevamente en una situación tensa que pensábamos, podía desarrollarse en Europa- un bello país, según contaban quienes habían estado.
Pasado ese corto tiempo, estábamos felices e instalados, ya habíamos logrado alquilar una pequeña casa, conseguido vacantes en una escuela pública cercana al hogar para nuestros hijos Daniel y Ana, e incluso me habían contratado para un modesto trabajo como obrero en una fábrica bastante nueva de partes y ensamblado de autos, que me permitía mantener a la familia y que mi esposa, Elena, se quedara en casa con los chicos.
No estábamos muy al tanto de lo que estaba sucediendo en nuestro país, pero nuestra nueva vida estaba bien encaminada, mi trabajo no me dejaba sin energías, sino que todo lo contrario me daba aliento para seguir adelante, fue así como inicié en paralelo la carrera de "Contador Público Nacional".
Para ese entonces estaba dirigiendo el país un tal Marcelo Torcuato de Alvear, un abogado y político de la facción anti-personalista de la UCR, quien tenía en ese entonces el cargo de presidente desde 1922, durante su mandato había desarrollado exitosamente la explotación petrolera, y su gestión se caracterizó por la ausencia de conflictos y el crecimiento económico.
Mientras los chicos crecían, mis estudios avanzaban, y los dirigentes cambiaban, el tiempo pasaba. Tan solo me faltaba un año más para recibirme, y mi trabajo iba en ascenso.
La presidencia de Alvear había terminado y desde octubre del '28 había dejado de ser presidente. Estaba al mando nuevamente Yrigoyen, un personalista de la UCR, quien ya había sido presidente previo a Alvear y quien derrotó en elecciones a los conservadores y a la otra rama de su partido. Cuando este asumió el mando, se dijo desde un primer momento que él ya estaba viejo, y que no estaba en condiciones de desarrollar sus tareas.
Transcurrían los meses, sin darnos cuenta estábamos empezando el nuevo ciclo lectivo de 1929, era el comienzo de nuestro cuarto año viviendo en argentina. Nos habíamos tomado unas vacaciones en la costa con nuestros ahorros y los chicos volvían al colegio para empezar 4to y 5to grado.
Yo volví a mi trabajo normalmente, y mi esposa y los chicos a la rutina, adentrados en el año conseguí un ascenso, las condiciones en las que vivíamos mejoraron, hacíamos más actividades familiares e incluso considerábamos comprar una casa en un lindo barrio porteño. Pero todos nuestros nuevos planes se derrumbaron aquel jueves Negro, el 24 de octubre de 1929, el día en el que empezaría una crisis en la bolsa de comercio de Wall Street y que continuaría en picada durante el lunes y martes siguiente.
En el primer mes la situación se tornó prácticamente insostenible, en la Argentina la crisis económica global produjo que se presionara cada vez más al presidente para que renunciara, desde todas las fuerzas políticas. Al poco tiempo se solicita su renuncia desde una Asamblea en la universidad de derecho (UBA) y en septiembre de 1930 se lleva a los cadetes, entre ellos un joven Perón, a la casa rosada y se lleva a cabo un golpe de estado diciendo que pronto se llamaría a elecciones, cuando en realidad Uriburu quería instaurar un régimen fascista similar al reinante en Italia del cual habíamos huido.
Por efecto de la crisis la fábrica en la que trabajaba cerró, echando así a todos sus empleados sin indemnización alguna, prácticamente quedamos en la calle, tuvimos que mudarnos a otra casa más pequeña y mi esposa y yo tuvimos que salir a trabajar. Ella estaba afuera todo el día y volvía en la noche, por lo que Daniel quedaba a cargo de su hermana menor. El estado no ayudaba mucho para que las familias pudiéramos salir de tal situación.
Aunque resignando un poco de vida familiar, tuve la claridad y la decisión de continuar con mis estudios, que gracias a que fueron en la universidad pública necesité poco dinero aunque mucha voluntad y fuerza para seguir adelante con la situación que estábamos atravesando a nivel familia, en el país y en el mundo.
Luego de un tiempo en 1931 llevan a cabo unas elecciones piloto, que al ganar los radicales son suspendidas y se llama a elecciones nuevamente para el año siguiente, aunque no le permiten esta vez, al radical Alvear presentarse razón por la cual el radicalismo vuelve a sus orígenes de abstencionismo y no se presenta con ningún nombre. Como consecuencia de esto gana la concordancia con Agustín P. Justo y Julio A. Roca hijo quienes gobernarían parte de esta década infame, entre el '33 y el '37.
En paralelo a la situación política, mi mujer y yo seguíamos trabajando, mientras que los chicos y yo estudiábamos, no me había logrado recibir en su momento, pero poco a poco iba finalizando la carrera y ellos ya estaban en plena secundaria. La situación económica no mejoraba, Gran Bretaña nuestro principal comprador advirtió que solo comerciaría con sus colonias y para estabilizar un poco esta situación se firma un pacto muy desfavorable a la Argentina, tan solo para mantener el modelo agro-exportador. Algunas industrias reabrieron para sustituir la falta de importaciones, aunque no conseguí trabajo en ninguna de ellas y tuve que continuar con mis changas.
Para ese entonces, la crisis económica no era la única en nuestro país, también atravesábamos una crisis política, se recurrió nuevamente al fraude electoral razón por la cual "gano" la fórmula Ortiz-Castillo, pero en paralelo a este proceso, en 1938, logré finalizar mis estudios y con el poco dinero que me quedaba y con la ayuda e inversión de dos compañeros de la universidad iniciamos un estudio profesional contable. Poco a poco fuimos haciéndonos nuestros clientes y logramos sobrellevar la crisis, nuestra situación económica familiar fue mejorando y a fines de ese año logramos comprar un pequeño terreno en el que estamos viviendo y construyendo nuestra propia casa. Nuestros hijos están estudiando en la universidad y tienen muchos planes a futuro, mi esposa y yo vemos la luz al final del túnel, y sabemos que hoy en plena segunda guerra mundial, la decisión de haber partido de Europa, y de Italia, pese a todo lo acontecido fue lo mejor que nos podría haber pasado. Expectante y ansioso por ver que me depara el futuro, Juan Carlos.
Párrafo clave:
Este relato elaborado desde la ficción, cuenta la historia de una familia italiana que huye a los conflictos y al incipiente nascimo y llega a la Argentina en busca de un nuevo futuro. Al llegar aquí todo comienza a marchar sobre ruedas, pero la crisis económica y luego política no tardaría en llegar, la falta de apoyo del estado y los cambios en la estructura familiar se ven reflejados en la nueva forma de vida, la familia debe adaptarse y gracias a la planificación y a la formación de Juan Carlos y el gran apoyo de su familia logran sobrellevar la crisis, evitar los conflictos bélicos y salir adelante.
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Muy bueno Santi. La verdad que el contexto histórico nacional e internacional está perfectamente explicado, el problema es que parece impuesto en la historia y no parte de ella. No se logra explicar la historia (los sucesos históricos) dentro del relato. Es más bien un resumen de hechos históricos hilvanados en la vida de un obrero. Responde a la consigna perfectamente. Por ahí falta un poquito de creatividad, pero cumple excelentemente con la historia y la consigna.
ResponderEliminarBuena descripción del contexto de la familia que tiene abordar esa Argentina cambiante y el contexto internacional que la configura. Aprobado.
ResponderEliminarComentario: acotado y pertinente. Aprobado.