Aquella mañana del 9 de enero de 1905 desperté con la certeza de que este día no sería uno igual a los demás, esta día, para mi y para mi hermano Nikolay, no sería otra jornada típica de trabajo. Nos teníamos que juntar a las 2 de la tarde con nuestros compañeros del partido Social Demócrata para marchar al Palacio de Invierno, desde donde gobernaba el Zar. Al llegar al Palacio, nos encontramos con una gran muchedumbre que se avanzaba por la misma razón que nosotros.
Todos los que nos concentrábamos ahí solo queríamos una cosa: hacerle llegar al Zar una serie de peticiones como mejoras salariales, jornadas de trabajo de 8 horas, libertad de sindicación, etc. Claro que no podíamos disimular nuestro enojo por la derrota en Puerto Arturo contra Japón y por la crisis económica que estábamos viviendo, pero no pretendíamos irrumpir en el palacio, solo queríamos ser escuchados.
Pero parece que el Zar, no tenía ningún interés en oírnos, por el contrario sufrimos una de las peores represiones en la historia de Rusia hasta el momento. Más de mil compañeros muertos en lo que años después se recordaría como el Domingo Sangriento.
Nikolay y yo tuvimos suerte de sobrevivir y poder contar esto. Gracias a nosotros y los demás sobrevivientes esto se llegó a saber en todo el territorio nacional y nuestra respuesta no se hizo esperar. Al día siguiente estalló una huelga general de la clase obrera no sólo en San Petersburgo, sino en muchas otras grandes ciudades rusas como Moscú. Yo mismo, Yuri Oslov, lideré la huelga en mi fábrica y también recuerdo que junto con los obreros de mi fábrica, participé en uno de los primeros Soviets en San Petersburgo. No sólo se produjeron huelgas de la clase obrera sino que hubo grandes motines e inclusive rebeliones dentro del mismo ejército.
Por todo esto el Zar se vio obligado a ceder y conseguimos el Manifiesto de Octubre; en un primer momento fue un gran logro para nosotros. Obtuvimos libertades cívicas, sufragio universal, y ¡hasta un Parlamento (Duma)!.
Ahora que pasaron los años, puedo ver todo con una mayor claridad y caigo en la cuenta que este gran logro duró muy poco ya que, para el caso de la Duma el zar tenía la posibilidad de vetar lo que ésta decidiese e inclusive la podía disolver, de hecho lo hace en 1907. El sufragio universal que conseguimos fue abolido dos años después y sustituido por el sufragio en el que solo podían votar los que tenían un ingreso determinado o superior (sufragio censatario), por lo que yo perdí de nuevo mi posibilidad de votar. Pero gracias a esta claridad, no sólo pude ver cómo nos estancábamos sino que también me di cuenta que a consecuencia de esta fallida revolución el número de afiliados a nuestro partido aumentó considerablemente.
Cuando en 1907 la Duma fue disuelta muchos de nuestros diputados fueron injustamente ajuiciados y ejecutados a lo largo de todo el país, y nosotros, los miembros del partido, también empezamos a ser perseguidos. Dentro del partido Social Demócrata empezamos todos a preguntarnos de qué manera debíamos reaccionar frente a esto.
Hubo dos posturas; la Bolchevique y la Menchevique: la primera, con la que sigo y seguiré siendo fiel proponía preservar la organización clandestina del partido para desde allí trabajar en organizaciones legales o no legales de masas, esta era, y es, la postura más revolucionaria. Mientras que la segunda era partidaria de centrarse en la construcción de un partido legal de masas por fuera de la clandestinidad, era más de centro y no estaba tan a favor de llegar directamente a una revolución del obrero. A consecuencia de esto, en 1910, como ninguna de las dos posturas se pusieron de acuerdo, los Bolcheviques, nos abrimos del partido Social Demócrata Ruso y formamos el Partido Obrero Social Demócrata Bolchevique.
Los años pasaron pero la crisis económica no cesaba, y era lógico, éramos un país industrialmente atrasado si nos comparábamos al resto de lo países. Por si esto fuera poco en 1914 estalló la 1er guerra mundial y nuestra nación formó parte de esta matanza. Hay que ver el lado bueno de esto, según Lenin, la intervención de Rusia en la guerra fue un regalo para la revolución, ya que esto aumentó la crisis económica ya existente y debilitó aun más al Zar Nicolás II. Esta fue la visión de nuestro filósofo, pero yo creo que nunca sufrí tanto como en esos 3 años (de 1914 a 1917). Mi condición de "internacionalista" (estaba en contra de la guerra por considerar que era una guerra imperialista, que había que mantener la unidad entre los obreros de todas las naciones) me obligó a abandonar a mi familia para salvar mi vida, debí irme muy lejos para sobrevivir. Nikolay tuvo un destino parecido al mío; el también tuvo que alejarse de San Petersburgo para salvar su vida, pero por un camino distinto al que yo tomé y hasta el día de hoy es que nuestros caminos no se han cruzado de nuevo. Fueron años duros en los que me costó mantener la cordura, pero me sirvieron para pensar junto a otros compañeros que corrieron mi misma suerte cómo realizar la revolución del proletariado.
Gracias a compañeros que decidieron quedarse clandestinamente en nuestra patria me mantuve bien informado sobre todo lo que iba pasando y cómo cada paso que daba Nicolás II era un paso más cercano a su fin.
Nuestro ejército no estaba preparado para afrontar una guerra de tales magnitudes; más de 10 millones de hombres reclutados, la mayoría por la fuerza, fueron movilizados a la guerra, estaban mal alimentados y nuestras armas eran muy atrasadas tecnológicamente en comparación a las de los alemanes. Por eso las derrotas en manos de los germanos, no tardaron en llegar. Los distintos partidos en contra de la guerra, incluyendo el Bolchevique, aprovecharon estas derrotas para hacer publicidad contra el régimen Zarista.
Lo próximo que pasaré a narrar fue el comienzo de un nuevo estado, fue la primer fase de la gran Revolución Rusa. Debido al gran descontento por la participación en la 1ra Guerra Mundial, la falta de comida que acechaba a San Petersburgo y al agravamiento de la crisis que hace años vivíamos (y muchas causas más) el 23 de Febrero del 17 hubo una gran manifestación en San Petersburgo, no sólo de los Bolcheviques y los Mencheviques, sino de gran parte de la población que pedía "pan y paz". El pueblo se empezó a sublevar contra la autoridad de Nicolás II; estallaron huelgas generales en todo el país, motines y rebeliones. La situación llegó a su punto cúlmine cuando la policía del Zar se rebeló y se sumó a los manifestantes.
Frente a esta situación el Zar, no tuvo más opción que abdicar dejando un vacío de poder que fue aprovechado por los mencheviques.
Al enterarme de esto, no pude disimular mi alegría por la huida del Zar. Por más que los mencheviques hubieran llegado al poder, cualquier cosa era mejor que una monarquía autoritaria como la que se vivía.
Esta revolución instaló un gobierno menchevique integrado por una gran burguesía liberal y algunos socialistas moderados; fue liderada por Kerensky y el mismo ocupó el poder del Zar al instaurar una república democrática burguesa.
En ese momento, junto con mis compañeros bolcheviques, nos dimos cuenta de que ya era momento de volver, que si queríamos generar la revolución proletaria, teníamos que estar ahí, por lo que regresamos a San Petersburgo y empezamos a tener una intensa participación en el Soviet.
Lo poco que duró el gobierno del menchevique, fue mal aprovechado, ya que tomaron la pésima decisión de seguir con la guerra (otro regalo más para la revolución proletaria) que no hizo más que continuar teniendo derrotas tras derrotas.
Sabíamos que si presionábamos en los Soviets podíamos llegar al poder. Sabíamos que el verdadero poder ya no pasaba por el gobierno sino por los Soviets, dirigidos por nosotros. Sólo nos faltaba el golpe final y se dio. La noche del 24 de Octubre un grupo comando de Bolcheviques nos apoderamos del Palacio de Invierno obligando a Kerensky a renunciar. Mientras esto pasaba, otros grupos tomaban distintos puntos estratégicos de la ciudad (la central telefónica, la estación del ferrocarril, etc.)
La verdadera revolución ya esta hecha, la revolución del proletariado, comandada por el gran Lenin, estaba cumplida. El mismo Lenin fue el que encabeza hoy el gobierno y esperemos que lo haga por muchos años más.
Hoy ya es 26 de Octubre, pasaron 2 días desde nuestra gran victoria y se que esto recién empieza, que en el futuro habrá más luchas, pero si pudimos hacer una revolución de tal magnitud, podremos soportar nuestro gran futuro.
Lucas Margulis 4º4º T.T. ESCCP
Síntesis párrafo resaltado: El poder ya no pasaba por el gobierno, sino por los Soviets, así que aumentando nuestra participación en estos, aumentamos nuestro poder por lo que ya solo nos faltaba el gobierno. Esto lo conseguimos mediante la toma de puntos estratégicos la noche del 24 de Octubre de 1917. A partir de ahí empezó la etapa del gobierno bolchevique.
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Es un relato completo, en el cual informa todo sobre el principio de la revolución rusa. El gran problema que yo veo, es que no tiene selección de información, haciéndolo inverosímil: que proletario sabe todo lo que pasa en Rusia, que encima es enorme?
ResponderEliminarYo te recomendaría seleccionar los grandes temas que tiene la revolución(soviets, aceptación de los melcheviques a la guerra, por ejemplo) para que no tengas el problema de tener que mechar toda la información a la trama.
Igualmente, es una forma fácil de aprender ese tema, ya que resulta divertido y liviano leerlo.
Firma:Arjen Lucassen
Buena descripción del largo derrotero revolucionario de un ruso que ve cómo cambia su vida a partir de los hechos. Aprobado.
ResponderEliminarComentario. Pertinente y acotado. Aprobado.